Ayer viernes 26 de octubre, fue, como así decirlo, nuestra primera clase dibujando.
Me llamaron la atención varias cosas, una de tantas, la música como instrumento de motivación, ya que nos ayudó a concentrarnos en nuestros ejercicios.
El primer ejercicio fue dibujar, con los ojos cerrados y la cabeza hacia arriba para evitar mirar el papel, el cuerpo humano desnudo del sexo opuesto al nuestro. Nunca había dibujado con los ojos cerrados, por lo cual, me resultó un poco complejo porque no tenía la capacidad de ver lo que estaba dibujando. Al terminar, le dimos la vuelta al folio sin darle ninguna ojeada, es decir, nadie sabía qué dibujo le pertenecía, y esto me pareció muy curioso, el no saber cuál era mi resultado. Al finalizar la tarea, Ángel los recogió y los expuso sobre el suelo para que viésemos el resultado de cada uno de ellos, y al azar cogimos uno cualquiera.
Os muestro el dibujo que yo recogí:
A continuación, el siguiente ejercicio se basaba en dibujar con el lápiz horizontal, de manera que pudiésemos difuminarlo con la yema de los dedos y dar otra impresión al dibujo. El tiempo estaba limitado, diez minutos, con la compañía de la música que nos servía de inspiración. Todos teníamos que dibujar unas colinas, y encima de éstas un árbol. Además, un río que pasase junto a nuestros pies, y en el fondo unas montañas que las cubriesen de nieve en un día nublado.
Mi resultado fue el siguiente:
El tercero, en mi opinión fue un poco más complicado, ya que nos basamos en dibujar líneas (no importa el tamaño) para obtener un paisaje costero, con rocas a los lados y un mar que reflejase un barco. Como en el anterior, también incorporaba música y un tiempo limitado, diez minutos. De pequeña nos hacían dibujar con con puntitos y rayas, por lo que esta tarea me trajo recuerdos de mi infancia.
Por otra parte, otra vez más, junto a la música y al tiempo, cada uno dibujamos nuestra mano en la posición que más nos gustase. Este ejercicio ya lo había realizado en otros cursos, pero a diferencia de éste, utilizábamos el tiempo necesario para acabarlo.
Mi mano quedó representada de la siguiente forma:
Por último, y el ejercicio que más me sorprendió fue el del espejo. Todos nos preguntábamos cuál iba a ser su uso en la clase, estábamos intrigados. Nos colocamos en filas, y el primero de cada una de éstas, dibujaba en su papel la historia que Ángel le contaba. Un ejercicio similar al juego del teléfono escacharrado, en el que el misterioso espejo servía a cada uno de los siguientes de la fila para mirar el folio a través de éste y dibujar lo que veía, sin hacer uso de los ojos. El resultado fue el siguiente, en el que podemos apreciar que algunos objetos se encuentran de forma invertida, ya que mirábamos a través del espejo. El número 5 es el que yo realicé.